Rojos contra rojos (2): los hechos de mayo de 1937 en Monroyo y Valderrobres | Historias del Bajo Aragón

Rojos contra rojos (2): los hechos de mayo de 1937 en Monroyo y Valderrobres | Historias del Bajo Aragón.

El 8 de mayo de 1937 el Gobierno de Largo Caballero recuperó por la fuerza, el poder que los anarquistas habían asumido de hecho en Cataluña desde julio del 36. Cuatro días más tarde intentó hacer lo mismo en el Bajo Aragón. El 12 de mayo de 1937 se intentó dar un golpe sobre Monroyo y Valderrobres con una expedición de guardias de asalto desde Morella. Pero el golpe fracasó y los guardias tuvieron que regresar a Valencia. La amenaza de resistencia armada de los anarquistas impidió esta solución policial. El problema se resolvería tres meses más tarde, “manu militari” por la División Lister.

Contrapoder anarquista

RESISTENCIA EN ARAGÓN

Largo Caballero

Los éxitos obtenidos en Cataluña, entre los días 3 y 8 de mayo animó al gobierno central a desmantelar, también en Aragón el abusivo poder de los anarquistas. Para ello concentró en Morella un grupo muy numeroso de Guardias de Asalto, con la intención de entrar por Monroyo, dominar la situación en Valderrobres y Alcañiz, para seguir por Caspe, sede del Cosejo de Aragón, hasta dominar todos los reductos anarquistas de las tres provincias aragonesas. Los anarquistas de Monroyo se organizaron para impedirlo. Éste curioso episodio, que sucedió en nuestra tierra, ha merecido poca atención por parte de cronistas e historiadores.

La primera noticia, que yo tuve de estos acontecimientos, me llegó con la lectura de las memorias de un masovero de Monroyo, Domingo Castillo Cascarra que lo contó en su libro inédito “Memorias y Tragedias”.

 “Por Monroyo y por los otros pueblos, corrían rumores sobre la llegada de Guardias de Asalto que suprimirían los comités anarquistas. Éstos, en la sierra de Santa Bárbara que domina la carretera de Morella, se parapetaron con una ametralladora, haciendo guardia permanente. Decían que, si llegaban a venir, los matarían a todos”.

Domingo Castillo dedicándome sus memorias

Domingo, que vivía y trabajaba de pastor en el Mas d’en Péris cuenta los hechos con muchas inexactitudes, pero considero muy valioso su testimonio:

Mas d' en Péris (Monroyo)

“Creo que sería a últimos de mayo un día por la mañana, vieron a lo lejos una caravana de camiones. Los del parapeto bajaron al pueblo y, con todos los del comité, emprendieron veloz huida hacia Valderrobres”.

“En los camiones sí que iban Guardias de Asalto pero no pasaron de La Pobleta. Por la tarde yo ví pasar por la carretera un coche, procedente de Alcañiz en dirección a Monroyo, donde iba Ascaso jefe del Consejo de Aragón en Caspe. Al parecer, Ascaso se entrevistó con el jefe de los guardias y, para evitar algún choque, como los que se produjeron en Barcelona, los guardias regresaron a Valencia”. El Mas d’en Peris está cerca de la carretera, al norte de Monroyo en las inmediaciones de la ermita de la Consolación.

ERMITA DE SANTA BÁRBARA (MONROYO) II

LOS HECHOS DOCUMENTADOS

En la documentación incautada y utilizada para “La Causa General” existe un informe del servicio secreto de los republicanos, que detalla minuciosamente los hechos sucedidos en el Bajo Aragón el día 12 de mayo de 1937. Sólo 4 días después de Els fets de maig de Cataluña.

El informe fue elaborado para su Comisario Jefe. El Gobernador civil de Castellón era el responsable teórico del territorio aragonés controlado por la República. En el informe constan las firmas de los agentes Francisco López y Glicerio García, quienes lo redactaron y cuentan lo siguiente:

Dicen que salieron de Castellón a las tres de la madrugada y acompañaron a la columna de guardias de asalto que iba a intervenir en Aragón. El jefe de la columna era un capitán llamado, curiosamente, Tirso de Molina. Cuentan los agentes que llegaron a Morella sin novedad a las nueve de la mañana. Allí les informaron que los anarquistas habían destruido un puente en La Pobleta, para obstaculizar el paso a las fuerzas del Gobierno y evitar así que llegasen a Monroyo.

En Morella se decía que los de Monroyo se habían hecho fuertes y, al parecer, tenían emplazado un cañón y cuatro ametralladoras. Les informaron también que, en Alcañiz, les esperaban unos 200 hombres armados, ignorando los que pudiera haber en Monroyo y Valderrobres, donde tenían minados los puentes para una voladura inmediata y cortar, si era necesario, el paso a los guardias de asalto.

Puente de Torredearcas

LA MARCHA SOBRE MONROYO

A las cinco de la tarde los expedicionarios habían reparado sin problemas el puente de La Pobleta. Como precaución, hicieron un reconocimiento del territorio, donde observaron la presencia de grupos de individuos a unos 20 kilómetros. A las 6 de la mañana del día siguiente, se pusieron en marcha y llegaron a Monroyo sin encontrar ninguna resistencia. La gente de Monroyo informó a los agentes que, los veinte defensores del parapeto de Santa Bárbara y todos lo miembros del comité, habían huido en dirección a Valderrobres, hacía escasamente una hora.

La Pobleta

Dos anarquistas cualificados llegaron en coche a Monroyo para entrevistarse con el capitan Tirso de Molina, jefe de la expedición gubernamental. Se trataba de un comandante de la Milicias Confederales de nombre Narciso Fericat Jara y de Bautista Albesa, (Batistet) de Valderrobres.

Estos individuos justificaron su presencia en Monroyo, por la necesidad de comprobar si las fuerzas de Morella eran efectivamente del Gobierno, pues había corrido el rumor que eran fascistas camuflados. En Monroyo contaron a los agentes que Bautista Albesa era el Jefe Comarcal de la FAI y había sido el promotor de todos los desmanes ocurridos hasta entonces, en la comarca del Matarraña. Con estos antecedentes, el Jefe de la columna decidió detener en Monroyo a los dos jerifaltes anarquistas, bajo la custodia de los guardias de asalto.

Guardias de Asalto republicanos

A las 11 de la mañana se inició el avance hacia Valderrobres. Sólo quedó un destacamento de 20 guardias en Torre de Arcas y otro igual en Monroyo, al mando de un oficial. Pero no tenían muy claro cómo debían actuar y los dos agentes se desplazaron a Morella para comunicarse por teléfono con el Gobernador de Castellón. Las comunicaciones de Monroyo estaban intervenidas por la Comarcal anarquista de Valderrobres y temieron por la confidencialidad de su llamada. El Gobernador ordenó que Tirso, el jefe de la expedición, se comunicase inmediatamente con él, para recibir nuevas instrucciones.

EL PRESIDENTE JOAQUÍN ASCASO EN MONROYO

Cuando los agentes llegaron de regreso a Monroyo, a las 13,30, se encontraron allí con el Presidente del Consejo de Aragón y Delegado General de Orden Público de la región.

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El camarada Ascaso les dijo:

  • Que no tenía notificación oficial de que fuera necesaria la presencia de los guardias en Aragón y temía una treta de los fascistas.
  • Que, dada la confusión creada y el estado de efervescencia que había en los pueblos de los alrededores, él no se hacía responsable de lo que pudiera ocurrir, si las fuerzas del Gobierno intentaban entrar en Valderrobres.
  • Que, en aquel pueblo, había una gran cantidad de guardias armados y policías del Gobierno de Aragón.
  • Que además, había una compañía de milicianos armados con 40 ametralladoras, varios fusiles ametralladores, tres tanques y otros elementos de guerra.
  • Que habían fortificado, en las alturas circundantes, el acceso a los pueblos que pretendían ocupar las fuerzas del Gobierno de la República.

Los agentes comentaron con Ascaso el encargo que les había dado el Gobernador de Castellón. El presidente trasladó y acompañó en su coche oficial a los dos agentes hasta el lugar donde se encontraba el capitán Tirso de Molina, para comunicarle que el Gobernador esperaba su llamada. Encontraron al capitán, que iba al frente de los expedicionarios, cerca de Fuentespalda, a unos 16 kilómetros de Valderrobres. El capitán mandó parar la columna y se sumó a los pasajeros del coche de Ascaso para ir a Valderrobres, evaluar la situación y recibir instrucciones  por teléfono del Gobernador Castellón.

Temiendo por su propia seguridad y la de ambos agentes, el capitán Tirso dio instrucciones a sus oficiales para que, si a las tres de la tarde, él y los dos agentes no estaban de regreso, fuese la fuerza a buscarlos.

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Cuando llegaron a Valderrobres, vieron una gran cantidad de milicianos armados con fusiles convencionales y con fusiles ametralladores. Como iban en el coche oficial del Presidente Ascaso no tuvieron ningún problema para entrar en el pueblo. Desde la centralita de Valderrobres no consiguieron establecer llamada con Castellón. Se acercaba la hora límite de las tres de la tarde y decidieron regresar para dar instrucciones a los oficiales y trasladarse ellos a Morella, para poder comunicarse con el Gobernador de Castellón.

RENDICIÓN DEL GOBIERNO DE LA REPÚBLICA

A las cinco de la tarde ya estaban en Morella donde consiguieron hablar por teléfono con el Gobernador. El capitán Tirso, los agentes y el propio Ascaso hablaron con él. El Gobernador ordenó al capitán, que retirase inmediatamente las fuerzas, dejase una compañía destacada en Morella y regresase a Valencia con la otra compañía.

Angel Galarza (Ministro de Gobernación)

Desde el mismo teléfono, en presencia de Tirso y los agentes, el Presidente Ascaso habló con el Ministro de la Gobernación don Ángel Galarza y le amenazó con que  iba a pedir responsabilidades, por la entrada de las fuerzas del Gobierno del la República en Aragón.

Acordó también con Galarza, que los dos detenidos de Monroyo, Bautista Albesa y Narciso Fericat, así como un miliciano que había abierto fuego contra los guardias de asalto, fuesen liberados y puestos a disposición del Presidente de Aragón.

Tres días después, el día 15, el Jefe del Gobierno central, Francisco Largo Caballero, destituyó a Galarza de su ministerio. Y dos días más tarde, el 17 de mayo, el propio Largo Caballero y todo su gobierno fueron destituidos. El comunista Juan Negrín fue designado para formar nuevo gobierno.

Durante tres meses, Aragón se convirtió en el único oasis del anarquismo mundial. Los anarquistas aragoneses, envalentonados por el triunfo, aumentaron la presión sobre sus aliados republicanos. La derecha, desde julio del 36, había dejado de existir en el Aragón republicano. Sus hombres estaban huidos, escondidos en cuevas en el monte, presos en el campo de concentración de Valmuel o enterrados en cunetas y cementerios.

 

 

BIBLIOGRAFÍA

No he encontrado libros que narren este episodio. Sólo las inéditas memorias de Domingo Castillo Casacarra y un documento de la “Causa General”, cuyo original  cuelgo íntegro, como anexo, a continuación:

 

A.H.N. Sección Fondos Contemporáneos Causa GeneralSubdirección General de los Archivos EstatalesMinisterio de Cultura.España

 

 

A.H.N. Sección Fondos Contemporáneos Causa GeneralSubdirección General de los Archivos EstatalesMinisterio de Cultura.España

 

 

A.H.N. Sección Fondos Contemporáneos Causa GeneralSubdirección General de los Archivos EstatalesMinisterio de Cultura.España

 

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