N-232 y el espíritu del General Cabrera

Origen: N-232 y el espíritu del General Cabrera

N-232 y el espíritu del General Cabrera

  • Escrito por  Abel Sancho

El General Cabrera fue el militar, al mando de las tropas carlistas, que se atrincheró en la zona que actualmente ocupa gran parte del territorio que es rodeado en triángulo por las autopistas A – 7, A – 2 y Autovía Mudéjar, es decir, nuestros pueblos.

Se atrincheró porque el otro reducto carlista situado en País Vasco y Navarra firmó la paz en 1839 mediante el Convenio de Vergara, pero el General Cabrera permaneció hasta 1840.
Lo que representaba el carlismo que permaneció como último reducto en estas comarcas no era nada positivo, defendían a la parte más conservadora del absolutismo, la que se oponía a los cambios que necesariamente debían abolir las instituciones y privilegios del Antiguo Régimen.
Hoy 175 años después parece que el espíritu del General Cabrera sigue presente, aun contra la voluntad de sus habitantes, puesto que el abandono de estas comarcas, por parte de los gobiernos actuales, parece retrotraernos a ese espíritu de atraso que suponía la resistencia del absolutismo.
Esa oposición a los cambios que deben hacer una España más avanzada no es propia de los habitantes actuales del Bajo Aragón histórico y el norte de Castellón, pero sin duda sí de los representantes políticos con influencia en estas últimas décadas, que parecen no creer que una buena comunicación puede traer muchas oportunidades de desarrollo.
Actualmente tanto la N – 232 como la cercana A – 225 (CV – 14 en la parte de Castellón), la carretera de la Balma para entendernos, cuentan con un alto tráfico de camiones, con y sin minería, lo cual denota que es una zona de paso de mercancías, o lo que es lo mismo, una zona bien situada geográficamente para el desarrollo industrial, puesto que se encuentra entre dos focos importantes como son el Corredor Mediterráneo y el Valle del Ebro, una localización privilegiada exclusiva de nuestras comarcas.
Esto parecen no conocerlo los políticos que han tenido responsabilidades en la planificación de carreteras y de la actividad económica, no vale con Motorland ni con la Autovía Mudéjar, estas comarcas no necesitan que se les dote de extraordinarias subvenciones que se destinan a cuestiones nada fructuosas en muchos casos, el Bajo Aragón histórico tan sólo necesita que se le dote de las infraestructuras adecuadas para que se generen inversiones por su propia iniciativa, duraderas en el tiempo.
Necesitamos que las inversiones que vengan no dependan de la gracia de los gobernantes de turno a la hora de otorgan subvenciones, necesitamos infraestructuras que permitan que una cantidad importante de inversores vengan al Bajo Aragón para aprovecharse de las ventajas que pueden sacar de nuestra situación geográfica, inútil si no existen buenas comunicaciones.
En resumen, el Bajo Aragón necesita una autovía que una Zaragoza, Alcañiz y Vinaroz, o lo que es lo mismo, que nos una con el Corredor Mediterráneo y con el Valle del Ebro para ser un foco de desarrollo perteneciente a ambas partes, en definitiva, olvidar el espíritu del General Cabrera.

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