La Cañada de Verich revive con el aceite

La Cañada de Verich revive con el aceite

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Un pequeño municipio turolense, localizado en la sierra de la Ginebrosa, y que responde al nombre de La Cañada de Verich, ha decidido hacer de su patrimonio del S.XVII una apuesta por el turismo. El molino de aceite de la localidad es, ahora, el primer museo aceitero y centro de interpretación de este tipo en el Bajo Aragón.

En el museo hay maquinaria del S.XVII

En el museo hay maquinaria del S.XVII

Hacer de un molino abandonado un museo único en la comarca que pueda atraer turismo a la zona y reactivar la economía, es el objetivo con el que el pequeño municipio turolense de La Cañada de Verich apostó por restaurar su molino aceitero.

El edificio, que data del S.XVII, fue abandonado hace tres décadas, cuando la sociedad de vecinos que lo regentaba desapareció. Desde entonces era un molino en ruinas que escondía un importante patrimonio arqueológico que ha empezado a salir a la luz desde hace tres años, cuando el Ayuntamiento decidió utilizar el dinero recibido por diferentes organismos (un total de 133.000 euros) para hacer del molino un centro de interpretación en el que, ahora, los visitantes pueden descubrir el proceso tradicional de la creación del aceite.

Desde el 2008 se ha arreglado la fachada, se han cambiado los suelos y se ha restaurado el tejado, lo que ha dado al molino no sólo un nuevo aspecto, si no también nuevas funcionalidades. La exposición se localiza en la planta baja del edificio, mientras que la primera planta está dedicada al uso de los habitantes de la localidad, ya que en la misma se ha instalado el consultorio y el centro de mayores de La Cañada de Verich.

De esta manera, un edificio en ruinas, se ha convertido en un edificio multifuncional que comenzó a funcionar en el 2010, cuando se inauguró el consultorio. Sin embargo, el museo no ha abierto sus puertas hasta finales de marzo de 2011.

A la inauguración del primer centro de interpretación del aceite del Bajo Aragón asistieron el alcalde de La Cañada del Verich, José Manuel Insa, y por el viceconsejero de Turismo del Gobierno de Aragón, Javier Callizo.

Para Insa, “la principal expectativa es poner en el mapa turístico de Aragón a La Cañada de Verich. Queremos que el molino se convierta en un activo del pueblo que permita tener visitantes y aumentar la actividad económica. Es importantísimo porque ya teníamos visitas por la nevera del S.XVII, pero el museo del aceite es más singular”.

Este centro de interpretación se suma a la historia de un municipio en el que la Edad Media y la Orden de Calatrava han dejado su huella, y en el que también se puede visitar una de las neveras pertenecientes a la ruta comarcal de “Las bóvedas del frío”, en las que se conservaba la nieve en épocas pasadas.

¿HACEMOS ACEITE?

Para convertir las olivas en aceite, el primer paso para que los resultados sean óptimos es la selección. Una clasificación metódica y una recolección hecha con cuidado son dos de los puntos fundamentales en este proceso.

Un proceso en el que hay que tener en mente que no todas las aceitunas sirven para hacer aceite. Siempre tenemos que seleccionar las olivas más pequeñas, porque las grandes son las que se destinan a la alimentación.

Una vez que hemos llevado las aceitunas al molino aceitero, llega el momento de que las mismas pasen por diferentes fases, como son el triturado, el prensado o la filtración. En este momento es en el que la visita al molino aceitero de La Cañada de Verich gana un mayor atractivo, porque se pueden observar de primera mano todo el proceso gracias a que el molino cuenta con engranajes y maquinaria típica y original que se utilizaba en el S.XVII.

Las olivas se volcaban en piedras de moler que giraban gracias a la fuerza de un motor o de animales, y cuyo movimiento aplastaba las aceitunas, que se convertían en una pasta. Esta pasta se vertía sobre unos capachos circulares que retenían el aceite.

Llegados a este punto, los capachos (que pueden verse en el museo) se colocaban en la prensa, para que la pasta se convirtiera con la presión en aceite. Un aceite que, gota a gota, llenaba los depósitos en los que tenía lugar el filtrado y el decantado. Sólo quedaba entonces proceder al embasado.

Un proceso que, a pesar de las similitudes del mismo con el que se lleva a cabo en las fábricas, está en vías de extinción.

Una prensa del S.XVII y diversos restos históricos explican en La Cañada de Verich, junto a un audiovisual, todo el proceso que acabamos de recoger, además, de exhibir una prensa hidráulica de los años 30 que fue utilizada hasta que el molino cerró sus puertas en 1982 y que, a pesar del abandono, todavía funciona como en sus mejores tiempos.

El museo del Molino Aceitero también lleva al visitante a disfrutar de un paseo por la historia aceitera del Mediterráneo y a conocer más datos sobre los diferentes tipos de oliva y de aceites que de las mismas se desprenden.

La Cañada de Verich revive con el aceite.

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