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Una quimera llamada Gran Scala

Cuando hace ya más de tres años desembarcaron en Zaragoza los representantes de ILD, promotores del complejo de ocio y juego Gran Scala, creían haber encontrado “El Dorado” en tierras aragonesas
Maribel Martínez
Miércoles 16 de febrero de 2011.
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El proyecto de Gran Scala según una infografía del Gobierno de Aragón.

Cómo no acordarse de su presentación en sociedad aquel 12 de diciembre de 2007 en la Sala de la Corona de la DGA. Lo más granado de la política aragonesa estaba allí, nadie quiso perderse el momento y, lo que era más importante, ser uno de los elegidos, “estar en la foto”.

Porque salir en esa foto era lo importante, y allí que vimos junto a los promotores de ILD (Internacional Leasure Development) al presidente Iglesias, al vicepresidente José Ángel Biel y a los consejeros de Economía y de Industria, Alberto Larraz y Arturo Aliaga, encargados de la firma del acuerdo entre la DGA e ILD, además de los consejeros de Obras Públicas, Alfonso Vicente, y Política Territorial, Rogelio Silva.

Ellos eran los elegidos, aquellos a quienes los socios de ILD habían confiado la idea de su mega proyecto, Gran Scala. Un complejo de ocio y juego cuya construcción requería cerca de 3.000 hectáreas de terreno en la estepa monegrina -aún no se hablaba de Ontiñena-. Una iniciativa que traería 25 millones de visitantes al año, crearía más de 100.000 puestos de trabajo y construiría de la nada, en pleno desierto de los Monegros, una nueva Las Vegas con 50 hoteles-casino, miles de tragaperras, cinco parques temáticos y una previsión de alrededor de 70.000 visitas diarias.

De entre todos ellos ya destacaba, y bien que lo haría a lo largo de todo este tiempo, el vicepresidente José Angel Biel. Con el paso de los meses y más tarde de los años, se convertiría en su más fervoroso defensor, el valedor del proyecto hasta estos últimos días y el creador de una frase que pasaría a los anales de las necedades más clamorosas dichas en esta noble tierra: “Este proyecto es el suceso más importante en la historia de Aragón desde Fernando El Católico”. Si bien, ciertamente, no sería la única, aún tendríamos que escuchar algunas más.

Esto es Las Vegas

Convenientemente jaleado y publicitado por el gobierno aragonés y los medios afines, el proyecto echó a andar, dejando encandilada a una gran parte de la ciudadanía que, deslumbrada por el oropel que se le ofrecía – nada menos que un nuevo Las Vegas a la aragonesa, amén de los miles de puestos de trabajo prometidos-, no veía problema en que el proyecto estuviera relacionado con el juego, la prostitución o las mafias del sector. Tampoco parecía que le hicieran muchos ascos los partidos que formaban la coalición de gobierno. Así que cuando IU, y más tarde CHA, se posicionaron en su contra, tachándolo de locura, acusando al ejecutivo de oscurantismo y llevando su protesta no solo a las Cortes de Aragón sino incluso al Parlamento Europeo, pudimos escuchar otra de esas sublimes frases de Don José Ángel Biel: “No somos un gobierno puritano”.

Poco a poco fueron pasando los días, y después los meses. Tan felices se las prometían nuestros políticos que se hablaba de que el proyecto empezaría a funcionar en 2010. Pero los terrenos no aparecían por ningún sitio y lo que era más preocupante, tampoco los socios capitalistas y el dinero para comprarlos.

Junto a los partidos que se oponían a este delirio empezaron a escucharse las voces de una parte de la ciudadanía que estaba en contra de Gran Scala. Primero fueron los ecologistas, después algunos vecinos de los pueblos por donde fueron pasando los promotores de ILD en su peregrinaje en pos del terreno donde asentar el proyecto y, por fin, la Plataforma Stop Gran Scala formada por catorce entidades sociales y El Periódico de Aragón.

Precisamente El Periódico de Aragón cuando empezó a sospechar que en todo aquello de Gran Scala había “gato encerrado”, puso en marcha un equipo de profesionales con José Luis Trasobares a la cabeza, que desarrollaron una importante labor investigando toda la trama que se escondía detrás de ILD. Por ellos supimos la trayectoria y fechorías de algunos de los personajes que formaban parte del conglomerado de empresas de ILD. Jugosos fueron en su momento los artículos de El Periódico sobre “Dedé la Sardine”, mafioso en prisión por el asunto de Elf-Aquitane. Y chuscos y sainetescos los viajes a París y otras ciudades de algunos de nuestros consejeros, o las guerras internas entre estos por llevar las negociaciones, con caídas en desgracia de algunos de ellos, o los sucesivos representantes que a lo largo de los años han venido ocupando la dirección de ILD.

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Stop a Gran Scala. Dibujo de Carlos Azagra reproducido por cortesía del autor.

Un ejecutivo en problemas

Mención aparte merece uno de los personajes más curiosos y singulares que durante meses acaparó las páginas de información económica de los periódicos aragoneses. Cuando ya se empezaba a dudar de la viabilidad del proyecto, en un desesperado intento por darle un nuevo impulso, apareció en escena Mark Campbell, quien por entonces era presentado como un ejecutivo con una dilatada experiencia internacional en el sector de las nuevas tecnologías. Tipo simpático, embaucador y dicharachero, que se ganó las simpatías de nuestros políticos. Sin duda tenía un gran futuro en la compañía y era una figura atractiva para el público. Lastimosamente para ILD y para él todo acabó cuando fue detenido, acusado y condenado a cadena perpetua por el asesinato de su esposa, la catalana Olga Pleguezuelos Puixeu, de 35 años. Duro golpe para la compañía que ya arrastraba por esas fechas-26 de mayo de 2010- un ingente rosario de retrasos, incumplimientos y falsas promesas.

Pero antes de llegar a Mark Campbell, por el camino quedaron otros aspectos de ILD y de sus promotores bastante oscuros o chuscos. De entre ellos señalar, solo por citar algunos, a Goldenpot, empresa de juego on line con ramificaciones en Latinoamérica, instalada en Barcelona por Paul-Stephan Allegrini, uno de los promotores de ILD, que desapareció dejando tras de sí un pufo de millones de euros sin pagar a los jugadores y grandes deudas con Hacienda. O la historia del cochecito milagroso que funcionaba con agua, un proyecto descabellado impulsado por los socios españoles de ILD, Jaume Riera y Josep Carreras, en el que pretendieron embarcar a la DGA en un intento por venderles el prototipo por más cinco millones de euros, cantidad que pensaban ofrecer como parte del dinero que la DGA exigía como aval.

Entretanto, el proyecto no se concretaba, su ubicación era desconocida, los pueblos de la estepa monegrina se disputaban de mala manera los terrenos a ocupar, los avales que el Gobierno de Aragón pedía no aparecían por ningún sitio y los promotores cada día estaban más nerviosos. A alguno de ellos, furioso y escandalizado porque los propietarios de los suelos querían que se les pagase por los terrenos, se le llegó a escuchar:“ En proyectos como Gran Scala se regala el suelo y se pone la alfombra.”

Mientras, el gobierno de Aragón y José Ángel Biel seguían empeñados en que el macro complejo saliera adelante. Por El Periódico de Aragón supimos que los cerebros de ILD se habían empleado a fondo para convencer al consejero Aliaga, a Trillo y al senador Mur, los primeros promotores de la idea, de las bondades del proyecto mediante viajecitos, reuniones en hoteles de lujo -como el parisino Saint James- y visitas a casinos de alto standing. Todo a cargo del famoso comisionista y encargado de otros trabajos más oscuros, llamado André Guelfi, más conocido como “Dedé la Sardine”.

Ante la falta de transparencia que impregnaba todo el proyecto, repetidamente los partidos opositores, una parte de la ciudadanía y los ecologistas le pedían al vicepresidente Biel más información. Y como otras muchas veces el inefable Biel se despachó con otra de sus frase para la historia: “Exijo a los opositores al proyecto que expliquen por qué lo rechazan, en lugar de decir yo qué garantías de viabilidad tienen los promotores”.

La Ley de Centros de Ocio de Gran Capacidad, una ley a medida de Gran Scala.

A mediados del años 2008, y ante la imposibilidad de concretar el proyecto -se hablaba ya de que todo era humo y que olía a chamusquina-, se intensifican los contactos entre ILD y el Gobierno de Aragón. Este último se ofrece como mediador con los propietarios de los terrenos de La Almolda, que es el lugar en principio elegido por el pool de empresas para instalar el complejo, pero las negociaciones fracasan a causa del precio de los terrenos e ILD debe empezar a buscar nuevo emplazamiento. No solo hacen de mediadores algunos consejeros y el vicepresidente del gobierno aragonés, sino que se lanza la idea de que habrá que modificar la actual Ley del Juego de Aragón e incluso se habla de crear una nueva para adaptarla a las necesidades de Gran Scala. Esta iniciativa legislativa, denominada de Ley de Centros de Ocio de Alta Capacidad, pasa rápidamente todos los trámites en las Cortes aragonesas, pese a la oposición de IU y CHA, siendo aprobada a medidados de abril de 2009 con los votos a favor del PSOE-PAR y la abstención del PP. Una ley hecha a la medida de Gran Scala y que, en palabras de Adolfo Barrena, coordinador de IU Aragón, propiciará un “Guantánamo urbanístico y jurídico”.

Ya tenía ILD una ley hecha a su medida y los terrenos donde ubicar el proyecto, pues, tras muchas negociaciones, el lugar elegido era Ontiñena. Por fin parecía que Gran Scala iba a salir adelante, solo faltaba que los promotores encontraran el dinero necesario para pagar los suelos. Pero los socios capitalistas no aparecían y la crisis económica iba retrasando el proyecto una y otra vez.

Una vez más el vicepresidente Biel y el consejero Aliaga, valedores en todo momento del proyecto, volvieron a sacar pecho y tras la firma de la primera opción de compra de los terrenos a los propietarios de Ontiñena, acusaron a los opositores de cenizos, “boina-roscas” y agoreros. Otra frase para la historia.

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Firma del protocolo de colaboración entre ILD y la DGA el 12 de diciembre de 2007. Foto: Gobierno de Aragón.

Se pagan las primeras opciones de compra de los terrenos

Aún hoy sigue habiendo quienes creen que el proyecto podría salir adelante, pero el tiempo transcurrido -más de tres años- y la crisis económica mundial juegan en contra de Gran Scala. Y a pesar del pago de los sucesivos plazos -cada ocho meses el dinero correspondiente a un 4% del precio del terreno hasta alcanzar un 12%, esto es alrededor de un millón de euros-, parece demostrado que Gran Scala sigue siendo una quimera.

Transcurridos todos los plazos dados y pese a los numerosos requerimientos del Gobierno de Aragón, ILD no ha hecho efectiva la compra de los terrenos. Es más, a día de hoy ha pedido una prórroga de un año para hacerlo, ya que carece de liquidez. Tampoco ha presentado, como en numerosas ocasiones había prometido, el proyecto para su construcción o el estudio de impacto ambiental sobre la zona.

Don José Ángel Biel, en vísperas electorales y en horas bajas, ya no habla con entusiasmo del proyecto, más bien no habla. Y cuando se le pregunta, si acaso se digna a contestar diciendo que “eso es cosa de los propietarios e ILD”. Él, que durante todo este tiempo nos ha regalado frases grandilocuentes e histriónicas, ahora no tiene nada que decir, calla.

Mientras los vecinos de Ontiñena, tras la petición de ILD, se avienen a prorrogar un año el plazo para hacer efectiva la venta de los terrenos. Según manifestaron, no pierden nada, pues seguirán cultivando la tierra y esperan ganar algo más. Quien firme el contrato ganará la expectativa de ingresar 480 euros por hectárea a lo largo de los próximos doce meses. Quien no lo haga recuperará íntegra la posesión de sus fincas y se quedará con los 960 que ha cobrado por mantener vigente la cesión de compra durante los últimos 24 meses. Aunque no todos están contentos, algunos, como en el cuento de la lechera, habían echado la casa por la ventana a cuenta del cobro del vencimiento que había que hacer en febrero. Ahora tendrá que hacer frente a esos pagos, para los que contaban con un dinero que, por ahora, no llegará.

Y como punto final, y para enredar aún más las cosas, a Ontiñena le ha salido un competidor. Estos días se ha conocido que en Villanueva de Sigena, en la finca “El Sisallar”, comprada hace unos años por la empresa leridana Sorigué, se podría instalarse otro centro de ocio de alta capacidad que haría la competencia a Gran Scala. Se habla de una posible vendetta por parte de algunos de los primeros promotores de Gran Scala apartados de las negociaciones. Vistas como pintan las cosas parecen tener las mismas posibilidades de montar un gran negocio que los de ILD en Ontiñena, pero mientras eso sucede o no, les están poniendo las cosas aún más complicadas si cabe a los primeros…

ILD vuelve a tener una prórroga de un año para hacer efectivos los pagos de los terrenos. De momento tienen tiempo para conseguir esos “mirlos blancos” a los que endosarles un negocio ruinoso con el que prometían hacerse de oro.

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