Este trabajo pretende ser una memoria de la forma de vida de los antiguos masoveros a través de aspectos antropológicos, culturales y sociológicos. Comprende las características generales de las masías y ahonda en las particularidades de cada una de estas edificaciones. “Veronika fue la encargada de entrevistar a los antiguos moradores, mientras tanto yo en cada visita retrataba los espacios arquitectónicos para ilustrar posteriormente el ensayo”, apuntó Monique. Durante dos años fueron relatando la historia de la construcción de estas casas, así como, sus principales características con el objetivo de discernir nuevas alternativas de aprovechamiento, que al menos, garanticen la conservación y protección del patrimonio arquitectónico.
En la actualidad muchos “nuevos masoveros” han hecho útiles y productivas estas masías, proyectando en ellas casas rurales que favorecen el turismo de la comarca. Este es el caso de Mas de Orei, que se encuentra entre los términos municipales de Cretas y Calaceite y, que ahora, es un alojamiento rural y un restaurante. También están como ejemplo Mas de Colomé en Fórnoles y, Más de Ibáñez y Mas del Pi en Valderrobres.
“La idea fue de mi compañera Veronika. Había observado el abandono de estas casas pero también supo ver el patrimonio arquitectónico que estas representaban para la comarca del Matarraña”, comentó Van Rossum. Muchas de estas masadas no sólo están desalojadas sino que, sufren el paso del tiempo y de los agentes meteorológicos, por lo que, algunas tienen partes de su estructura derrumbadas. El principal motivo de la despoblación, según los testimonios recogidos en la obra, fue la Guerra Civil y sus consecuencias. Las autoridades de esa época obligaron a la población a vivir en los pueblos para restar apoyos a los maquis durante las guerrillas que tenían lugar en los montes de la comarca.
Amor por esta zona a primera vista
“Llegamos a la zona buscando un terreno y vimos la masía en la que vivimos ahora, Mas de Les Tapies. Nos enamoramos del sitio y mi pareja y yo decidimos quedarnos a vivir aquí”, comentó la fotógrafa holandesa. Y es que Monique es también un ejemplo de los nuevos pobladores que llegan al Matarraña. Vino, junto a su marido, hace ya trece años y medio en busca del contacto directo con la naturaleza.El día a día de Monique depende de la época del año en la que se encuentre, como ocurría antiguamente. El invierno es tranquilo, ya que, debido al frío apenas se desplazan . En cambio el verano es un poco más intenso. Mas de Les Tapies se llena de personas que acuden para aprender inglés mediante cursos intensivos que imparte allí Monique.