La Franja cree que la deuda sanitaria empeora la atención
Los vecinos urgen a Aragón a pagar los servicios para evitar ir a Barbastro
Centro de Salud de Tamarite de Litera, en la frontera entre Aragón y Cataluña.
Centro de Salud de Tamarite de Litera, en la frontera entre Aragón y Cataluña.
Foto: EL PERIÓDICO / NURIA SOLER
F. V. L. 17/10/2011
Desde la Franja los problemas sanitarios con Cataluña se ven de otra forma. En Tamarite de Litera, que tradicionalmente ha ido de hospitales a Lérida, el hecho de que ahora se les remita a Barbastro para recibir asistencia sanitaria es consecuencia de que el Gobierno de Aragón no paga los 10,5 millones de euros que, según las autoridades catalanas, la comunidad aragonesa le adeuda por atender a personas que viven en pueblos de Huesca, Zaragoza y Teruel.
“Nos están echando de Cataluña, al que va por primera vez lo mandan para Barbastro”, manifiesta Javier Ballester, un granjero de Tamarite de Litera. “Y eso pasa desde que Aragón debe dinero a la Generalitat por los pacientes a los que cura”, añade.
La supuesta deuda de Aragón hacia Cataluña es negada por la DGA, que considera que, al existir un convenio de asistencia mutua, las cantidades generadas por cada servicio no se deben cuantificar.
Pero en la Franja los argumentos de la Generalitat han cuajado entre los usuarios del hospital Arnau de Vilanova, en Lérida. Un problema al que se une la sensación de algunos de ellos de que Aragón no les trata como al resto de habitantes de la comunidad.
“NO NOS QUIEREN “No nos quieren en Cataluña porque Aragón no paga”, resume Carme, una vecina de Tamarite que acude a menudo al centro de salud a curarse la pierna que se lesionó en una caída. “Los propios aragoneses no nos tratan como a aragoneses, es como si fuéramos ciudadanos de segunda”, subraya.
Pero su opinión no es compartida por todo el mundo. “A mí siempre me han atendido bien, tanto en Lérida como en Barbastro”, señala el industrial José María Lemus.
“El problema es que en Barbastro faltan algunos servicios y ya sabes que es muy posible que te manden a Huesca, con lo que, al final, acabas haciendo un viaje mucho más largo, con el trastorno que eso supone para ti y para tus familiares”, mantiene.
De ahí que exista un generalizado temor en Tamarite a ser enviado a Barbastro, una ciudad a la que solo va un autobús al día, mientras que a Lérida se desplazan cinco autocares cada jornada, en horas diferentes.
Javier Ariño, también de Tamarite, redunda en la misma queja. “No hay derecho a que estemos tan mal comunicados con Barbastro”, comenta. “¿Si no nos ponen un buen servicio cómo quieren que vayamos a Aragón?”, se pregunta.
Antonio Torres, un jubilado de Binéfar, cree que eso de recibir atención en Cataluña se va a terminar. “No puedo hablar por mí”, advierte, “pero a mi hermana, que vive en Alcampell, ya le han dicho en el hospital de Lérida que en adelante tendrá que ir a Barbastro para lo del Sintrom”. Encarnación Dolz, de Binéfar, lamenta que la comunicación sea “tan mala” con Barbastro, pese a que es allí donde la envían.
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