Me duele “mi” Aragón – Joaquín Recasens Murillo

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(Diari la manyana Llleida)
Me duele “mi” Aragón

De corazón agradezco que se me haya brindado esta plaza pública para escribir esta carta a mis compatriotas aragoneses. En dos cariñosas palabras, a “mis” maños y a “mis” baturros.

13/05/2013 – 23:02

Queridos compatriotas:
A vosotros recurro porque creo que me podréis comprender y necesito de vosotros para que me ayudéis a soportar la amargura, la desazón, la tristeza y la indignación a la que me veo sometido por la acción perpetrada por los representantes de mi pueblo en nuestro Parlamento. Estoy muy triste. Lo único que expresaré son sentimientos, mi estado de ánimo. No estoy acusando ni juzgando, Dios me libre de hacerlo, solamente estoy opinando. Esto que os digo es lo que yo siento, pienso y creo, única y exclusivamente. Os pido disculpas al mismo tiempo por usaros como depósito de lágrimas y sinsabores.
La semana pasada, el Parlamento de nuestro pueblo se tomó la libertad que ofrece la disposición de mayoría absoluta para actuar, yo creo, en contra de las entrañas de algunos aragoneses entre los que me siento. Cuando un Parlamento, después de siglos de ser usadas, se empecina en dar nombre a las lenguas que en su territorio se usan, desde la subjetividad de sus medios, qué queréis que os diga… Algo no va bien, algo muy profundo no va bien.
Un Parlamento no es nadie para dictar y dar nombre a las lenguas que hablan comunidades centenarias, por pequeñas que sean y porque son mucho más antiguas que el propio Parlamento. La comunicación oral es anterior a la democracia. Antes de organizarnos políticamente debemos hablar. Si el Parlamento obra de tal manera, en mi sentir, ya os digo, en mi sentir, es mi opinión, se convierte en instrumento intransigente, más cerca del despotismo y del absolutismo que de la realidad de sus gentes. Y de las actitudes despóticas y absolutistas, paulatinamente se puede ir llegando a la tiranía sin que nadie se dé cuenta porque el espacio que separa tales actitudes es el mismo que separa dos baldosas de un mismo piso.
Me siento orgulloso de que en mi Aragón haya una realidad lingüística tan rica, lo cual nos habla de una cultura ya milenaria en sus tierras, nuestras tierras. Es la comunidad europea con menos habitantes y más diversidad lingüística. ¿Os dais cuenta? Y fijaos, los nombres de algunas de sus lenguas son llamados por unas iniciales, como si de una empresa o de una oenegé se tratara. Además las siglas utilizadas no son las propias de esta lengua. Estas lenguas no son citadas por su  propio nombre, las siglas provienen de otra de las lenguas habladas en nuestra patria. ¿No lo veis absurdo?
Me pregunto si había necesidad de hacerlo. Con la que nos está cayendo encima, mejor dicho, con la que nos ha caído encima y siento que mis representantes legítimamente escogidos están generando problemas muy graves de convivencia en el seno de su propia ciudadanía en lugar de enfrentarse a lo que realmente en este momento nos afecta de lleno. Me parece una manera un tanto inconsciente de proceder, un tanto descerebrada. Además, mi Aragón no es una isla. Mi Aragón vive circunscrito en medio de otras realidades humanas territoriales e históricas a las cuales, en estos momentos, mis propios gobernantes, lo están indisponiendo y enfrentando a ellas. En mi criterio, tal vez faltándoles al respeto.
Yo me siento ultrajado. Os lo digo de verdad. Me siento vituperado. Que las voluntades políticas puedan pasar por encima de las opiniones de expertos, literatos, filólogos, hablantes… Algo no nos funciona. ¿Es que hay miembros en el Parlamento que se creen que porque lo dicen ellos, dos y dos dejarán de ser cuatro? O tal vez piensan que pueden determinar que la raíz cuadrada de veinticinco es ochenta porque lo han dicho ellos y tienen mayoría absoluta. No permito que me tengan por tan memo.
¿Se creen algunos miembros del Parlamento aragonés que pueden prohibir el polvo de los caminos o que el agua moje porque ellos lo han determinado y así lo han decidido? ¿Pueden hacer que el Ebro nazca en el mar y desemboque en Reinosa porque ellos lo dicen?
¿No os sentís el hazmerreír de cualquier sujeto mínimamente pensante? Yo sí. Y hay una cosa que está por encima de mi aragonesismo militante, puesto que yo ejerzo de aragonés además de serlo. Soy aragonés porque quiero serlo, pero me pregunto: ¿lo son mis representantes? Esa cosa a la que hago referencia, no me la dio Aragón y es mi dignidad como persona, como ser humano y no permito que ningún gobierno, ni el de mi propia patria aragonesa me la quite. Esa se la debo a “la Marité y al Ramonet”, mis padres. A mí no puede imponerme el Parlamento ni tan siquiera el nombre de la lengua que hablé y hablo con ellos dos. Y para mí la lengua es sagrada, no porque pertenece a un territorio, sino porque con ella les pude decir a los dos y ellos a mí: ¡Te quiero!
No renegaré jamás de mi Parlamento, de mi Patria. Jamás. Pero me pregunto si mis representantes políticos no podían llegar a más y mi Patria a menos. Para mí empieza un momento de reflexión, serio y profundo. Os invito a vosotros, a mi gente, a que me acompañéis en este impase en el que me hallo. Os necesito. Pero os conste que me desmarco totalmente de lo que opinan en estos momentos los representantes políticos de mi pueblo por muy absoluta que sea su mayoría. No puedo aceptarlo precisamente porque soy aragonés. Y hago uso de algo que he aprendido de mis aragoneses y del cierzo: mi libertad.
No. No, queridísimos representantes legítimamente elegidos democráticamente en las urnas aragonesas. Ni mucho menos. No puede utilizarse el criterio de mayoría absoluta como criterio de verdad. Y menos en Aragón porque Aragón es un pueblo sincero.
Y si un aragonés, al respecto del tema, les dice a sus representantes políticos que siente que se lo están rifando, que son unos irresponsables, que siente que están insultando a su inteligencia, que están dando la nota con el ridículo más clamoroso y que están poniendo en ridículo a todo un pueblo, que siente vergüenza de ellos porque están jugando inmisericordemente con sus compatriotas, que les importa un pito la dura vida que en estos momentos tienen que afrontar sus ciudadanos y que además cobran de ellos, y otras muchas cosas más para las que me falta papel y son tan fulgurantes como las dichas, estos tienen que, como mínimo, escucharlo porque los aragoneses son sinceros…
Gracias por haberme escuchado. ¿Qué haría yo sin vosotros, que sois mi gente, mi pueblo, “mis” aragoneses? Yo soy aragonés porque hay un pueblo que me ha conferido identidad y motivos para serlo. Sois vosotros. Y agradezco a este medio de comunicación ¡catalán…! que me haya permitido llegar a vosotros. Un abrazo.

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