Maella, Nonasp i Favara: Los maquis, esos grandes desconocidos

Origen: Los maquis, esos grandes desconocidos

Cuando el territorio comenzaba a dejar atrás los temores y se recuperaba poco a poco de la Guerra Civil. Las sombras de la noche, los toques en las puertas o la paja caliente en el pajar hacía recorrer en el cuerpo de los bajoaragoneses un escalofrío. Poco a poco empezaba a extenderse la figura de los maquis. Guerrilleros que seguían en su lucha y buscaban la complicidad de todo un pueblo para continuar resistiendo.

Con el objetivo de reivindicar el hueco en la historia de estas figuras en el Bajo Aragón, el historiador caspolino Amadeo Barceló presentó el pasado viernes en el castillo del Compromiso su última publicación ‘¡Viva el maquis!’. El trabajo, fruto de tres años de investigación, le ha llevado a adentrarse en lo más oculto de la memoria, consiguiendo que familiares de estos guerrilleros le contarán recuerdos, anécdotas y relatos que llevaban más de 70 años guardando con recelo. Todo ello junto con visitas a archivos, documentación inédita son el resultado de su tercer libro. «Mi primera intención era hacer un relato. Sin embargo, conforme iba avanzando se empezó a fraguar una publicación de 400 páginas. Empecé a crear un gran monstruo», explica su autor. El caspolino se muestra agradecido con todos los familiares que han dedicado algo de su tiempo en este ensayo, apto para todo tipo de lectores. «No es un libro para los frikis de la historia. He intentado realizar un ensayo ameno en el que cuento todo el proceso», argumenta.

Con ritmo trepidante, el caspolino narra situaciones vividas por vecinos de Maella, Nonaspe, Fabara, Caspe, Alcañiz o Sariñena en la década comprendida entre el 39 y el 49. Situaciones que parecen sacadas de guiones de pleículas de espias de Hollywood pero que se vivieron en tierras bajoaragonesas. Vidas como la del maellano Ramón Rufat miembro del Servicio de Inteligencia Especial Periférico, una especie de FBI de la parte republicana. O la de su hermano, de cara a la galería falanguista pero que le ayudaba entre las sombras. Caspolinos como Francisco Centol que se exilió en Francia, donde tuvo otra familia, y fue condecorado como héroe de guerra en el país galo. «En Francia los miembros de la resistencia francesa, entre ellos hay caspolinos, son considerados héroes de guerra, mientras que aquí ni siquiera aparecen en la historia. Los maquis son los grandes perdedores de la guerra», relata Barceló.

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La Franja