Origen: El efecto tractor

  • Escrito por  Eva Defior

Dice el consejero de Presidencia que el hotel cinco estrellas de Monroyo tendrá un «efecto tractor». Creará 150 puestos de trabajo indirectos y en 2023 habrá tenido 9.000 huéspedes. ¡Mama mía! Para conseguir esas cifras no piensen en sentarse a verlas venir estimados lectores. Ya vimos cómo ese lugar, la Torre del Marqués, reunió

a lo más granado de la jet nacional durante unos años pero no se supo mantener la marca cuando el empresario se arruinó. Ahora, por suerte, alguien emprende y arriesga más de 5 millones de euros con la idea de un hotelito de ensueño. Hace años que se lo vienen pensando, pero no se atreven a dar el paso y no vendrán con un pan bajo el brazo. No basta con recibirlo, conviene acompañarlo, con apoyos, facilidades y sinergias. Después, se trata sólo de ponerle un envoltorio trendy de agroturismo y trabajar con calidad. En el Matarraña han sabido ver ese camino bien con ideas y esfuerzo en positivo.
Me pregunto si cuando tengamos un hotel de cinco estrellas alcanzaremos al fin el nivel de las provincias españolas con categoría. Tendremos que crear una marca “top” de exclusividad que ponga en valor lo excepcional de nuestro entorno; agreste, salvaje, silencioso, virgen. No es difícil, no es política, es cosa de todos, de eliminar fronteras, de trabajar en equipo. En estos tiempos resulta complicado recordar que el paisaje, los ríos, las montañas y las mismísimas personas no entienden de límites competenciales. El turista morellano se pasea sin problema por Monroyo, o el de Arnes cruza a la Vía Verde de Cretas sin despeinarse. El sábado nuestro presidente Lambán se reunió con su homólogo Ximo Puig para resaltar esta evidencia, que por desgracia ha sido olvidada mucho tiempo. Las tierras de frontera están dejadas de la mano de Dios, por lejanas y poco pobladas.

 

No son granero de votos, aunque ahora la cosa ha cambiado, y un sufragio del pueblo más recóndito vale un Potosí. Aún así es de merecer el esfuerzo conjunto para montar la parafernalia de campaña en pleno pie de obra.

Con esta foto, ya casi llenamos nuestra pared de instantáneas dedicadas a los actos de campaña en la N-232 a lo largo de la historia de la Democracia. Es una tradición consolidada, sí señor. Las carreteras tercermundistas que cosen los dobladillos de nuestra tierra bajoaragonesa nos han impedido crecer, ahora cabe reivindicar una conexión por autovía digna. Eso daría para un montón de fotos más. En este tramo, Dios Mediante, solo queda el cuadro de la inauguración. Aprovechen ahora, las elecciones también son un excepcional “efecto tractor”. Obligan a cumplir en tiempo y forma a quien gobierna, impulsan a proponer y permiten al ciudadano tener la sartén por el mango.
Bienvenidos sean pues éste y tantos otros proyectos que nos eleven a los cielos de los lugares que merece la pena visitar. Tiene tela que sean personas de fuera quienes vengan a enseñarnos que esta tierra vale la pena, como ya hizo en su día Gemma en la Torre del Visco. Creó una corriente a favor en el Matarraña, que instituciones y agentes sociales han sabido seguir. Sean declaradas pues de “interés autonómico” estas iniciativas y gestionadas con sentido común.

Hace más de un lustro, sin estrellas el Bajo Aragón consiguió no estrellarse con la llegada de pilotos y equipos de alto poder adquisitivo y exigencias variadas a Motorland. Son los visitantes con más poder adquisitivo que recibimos, pero no hemos sabido crear casi nada a su alrededor aún. ¡Soñamos con que ahora sea la leche! Soñamos con que vengan a toda mecha surcando los túneles y viaductos de la nueva N-232 a Monroyo con este “efecto tractor” aerodinámico, que ojalá sea moderno, multifunción, y también sirva para segar los campos y labrar la tierra.