Sinrazón y esperanza para las lenguas de Aragón

Sinrazón y esperanza para las lenguas de Aragón

El pasado miércoles 30 de diciembre apareció en HERALDO un artículo en el que se decía que quien mirase el Atlas Lingüístico Etnografico de Aragón Navarra y La Rioja o el Estudio Sociolingüístico de la Franja Oriental de Aragón, observaría que los encuestados designaban el habla propia con nombres locales lo que reflejaba el rechazo al catalán o al aragonés, cosa parcialmente falsa. Ciertamente existen algunas personas que muestran su rechazo a la inclusión de su variedad en la comunidad lingüística a la que pertenece, aunque como se deduce de lo expuesto por el profesor universitario y coautor del Estudio antedicho D. Javier Giralt, este hecho no es de extrañar dada la continua represión lingüística de tiempos pasados y el actual ninguneamiento de aragoneso y catalanohablantes desde la más tierna infancia, como he podido comprobar en demasiadas ocasiones.

Por otra parte comenta que el rey aragonés Pedro IV -y añado que no sólo él- mandó traducir ciertos documentos al aragonés, imaginando que se refiere al catalán hablado en Aragón. Sin embargo, es sabido de cualquiera con unos mínimos conocimientos lingüísticos que dicho rey fue un férreo defensor de la lengua aragonesa y catalana en sus dominios, a las cuales mandó traducir un sinfín de escritos en la misma línea del Gran Maestre Juan Fernández de Heredia. Las pruebas expuestas en ese artículo se coronan con un alarde de desconocimiento en la materia al decir que aragonés y catalán a las que considera la misma lengua provienen del lemosín -variedad del occitano- en lugar de hacerlo proceder del latín, cosa absolutamente indiscutible en lingüística.

De igual manera profetiza que si una hipotétca lengua oficial en Aragón se hablase también en Cataluña, allí sería denominada con un nombre ajeno al científicamente correcto, con lo que la autora ignora que en Cataluña el aranés además de oficial en su zona de uso, es reconocido como variedad del occitano hablado en Francia, volviendo a desacreditar los argumentos usados.

Como hablante de aragonés benasqués, como lingüista que estudia las variedades de transición aragonesocatalanas y como miembro activo de asociaciones dedicadas a la dignificación de la lengua no puedo sino acoger la Ley de Lenguas con esperanza. Con la esperanza de que se haga una correcta aplicación de la misma, designando como academias a la actual Academia de l’Aragonés y al Institut d’Estudis Catalans, ambas consensuadas, reconocidas y formadas por lingüistas y estudiosos que son asimismo hablantes de la propia lengua y que, por otra parte, siempre han ensalzado las variedades locales como salvaguardas de la lengua.

Es por ello que me causa estupefacción que una y otra vez se reiteren argumentos acientíficos y falseadores de la realidad lingüística universalmente reconocida.

Y sin embargo nos queda la esperanza de una aplicación de la Ley en la que prime el sentido común y que evite la extinción de nuestras lenguas.

Chorchi Díaz Gómez

Profesor de Lengua Castellana y Literatura del IES Matarraña de Valderrobres.

Lingüista

Miembro de la AC Nogará-Escuela d’Aragonés, AC Guayent (Valle de Benasque) y de la Associació Cultural del Matarranya

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