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“Corona catalano-aragonesa”, terminología pre-franquista

11 Enero 2010 · Dejar un comentario

Desde la reforma de los contenidos de la Ley General de Educación de 1970 concernientes a la Educación General Básica (EGB) y Bachillerato Unificado Polivalente (BUP) realizada con posterioridad al fin de la dictadura franquista, en los libros de texto de la enseñanza reglada en catalán, se generalizó la denominación de “Corona catalano-aragonesa” para nombrar al conjunto de estados cuyos títulos (principalmente reinos) aglutinaba la Casa Real de Aragón hasta su unión con el Reino de Castilla y que tradicionalmente se venía llamando Corona de Aragón.

A principios de los 90, los contenidos de los libros de texto de ambos ciclos de estudio fueron el centro de una polémica política y la acusación al Departament d’Ensenyament de la Generalitat de Catalunya de manipular determinados hechos históricos y dotar de tendenciosidad a los contenidos, principalmente a los de la asignatura denominada Ciencias Sociales. El germen de la polémica fue la sustitución del término Corona de Aragón por el de Corona Catalano-Aragonesa. Desde determinados partidos del gobierno central, así como desde los gobiernos de Aragón y de la Comunidad Valenciana proliferaron las denuncias públicas ante el hecho de utilizar la terminología para falsear el pasado histórico de Cataluña. Los detractores de la denominación “Corona Catalano-Aragonesa” han esgrimido tradicionalmente una serie de argumentos comunes:

  • La única denominación con validez histórica es Corona de Aragón
  • Cataluña nunca alcanzó la titularidad de “reino” y, como tal, ni siquiera la de condado.
  • Por extensión, se critica el uso del término “Principat de Catalunya” para referirse al territorio histórico de la comunidad autónoma de Cataluña, al mismo nivel que se usan los de “Reino de Aragón”, “Regne de Mallorca” o “Regne de València”.
  • El concepto “catalano-aragonesa” responde a una intención de equiparar el status socio-político de ambos territorios históricos, en contraposición de una “supremacía” aragonesa.

La polémica continuó durante los primeros años de la década de los 90 hasta el punto de correr el rumor (puede que basado en una noticia real, pero que no logro documentar) de la retirada por parte del Ministerio de Educación y Ciencia con Javier Solana al frente de un libro de texto de la asignatura de Ciències Socials.

Desde el gobierno de Cataluña se argumentaba que la utilización del concepto “corona catalano-aragonesa” respondía a razones educativas y no tanto a la labor historiográfica per se. Se pretendía evitar la posible asociación conceptual entre la comunidad autónoma de Aragón actual y la Corona de Aragón histórica, puesto que una no fue la continuación directa de la otra sino una parte integrante y fundacional de la misma. Además, remarcando el concepto de “catalana” se reivindicaba el papel histórico de Cataluña dentro de la Corona, un hecho que los planes educativos anteriores habían obviado. Ejemplo de esta argumentación es la capitalidad oficiosa de Barcelona dentro de la Corona de Aragón, puesto que allí se había fijado la residencia de los monarcas. Cabe añadir en este punto que desde los libros de texto catalanes se denominaba Casal de Barcelona al linaje monárquico que abarcaba desde Alfonso II el Casto, hijo del príncipe Ramón Berenguer IV y la reina Petronila de Aragón,  hasta Fernando I de Antequera. Este punto será comentado en una entrada futura de este blog, pues también ha generado su propia controversia.

Desde los años 90, el debate “Corona de Aragón vs. Corona Catalano-Aragonesa” ha generado ríos de tinta y se ha convertido en un elemento recurrente para los políticos de Madrid, Zaragoza y Valencia a la hora de cargar contra los de Barcelona. Es uno más de los hechos que “enemistan” y “enfrentan” a los gobiernos autonómicos entre sí.

Sin embargo, hay veces en los que un simple documento es capaz de desbaratar leyendas políticas que se han expuesto y debatido tanto que han aspirado a adquirir el grado de realidad. Y es que, el mito que asegura que el término “Corona Catalano-Aragonesa” es una invención orquestada en los despachos de la Plaça de Sant Jaume, queda reducido a anécdota mal documentada al ver este mapa de La expansión territorial del Reino de Aragón en los siglos XIII a XV recogido en el libro Historia de la Civilización publicado por la Editorial Ramón Sopena en el año 1942, disponible en versión digital gracias a la labor documental del editor barcelonés Joan Navarro.

Saltan a la vista las numerosas incorrecciones históricas de dicho mapa. La primera, la denominación de “Reino de Aragón” a todas las posesiones peninsulares de los reyes aragoneses, cuando en el s.XIII existían cortes y fueros que otorgaban su independencia al Reino de Aragón, Reino de Valencia y Barcelona. Sin embargo, lo que llama poderosamente la atención es la leyenda del mapa, en concreto la zona sombreada con rayas: “Dominios de la corona catalano-aragonesa”.

Historia de la Civilización fue una de las grandes obras de la Editorial Ramon Sopena, SA. Basándose en el libro Outlines Of The World’s History de Edgar Sanderson, Albino Herrero Miguel (abogado, publicista, escritor y colaborador del diario vallisoletano El Norte de Castilla) escribió dos volúmenes que verían la luz en el año 1934. Este grabado a color está extraído de la edición de 1942, a la que le sucederían otras tantas reediciones.

En el año 1942, el Ministerio de Educación Nacional, bajo el mando del turolense José Ibáñez Martín (expresidente de la Diputación de Murcia durante la II República y diputado de las Cortes Españolas por la Confederación Española de Derechas Autónomas), ya había aplicado un férreo control sobre todos los aspectos relacionados con la enseñanza y la cultura. En los tres años que llevaba al frente del ministerio, había promulgado la Orden Ministerial sobre el Uso del Idioma Nacional en todos los servicios públicos (1940) mediante la que se prohibía expresamente el uso de toda lengua que no fuera la “española”, después de haber desmantelado todo el sistema educativo en catalán en los grados elementales, medios y superiores de la educación general, así como la supresión de las carreras y asignaturas universitarias vinculadas con la cultura catalana. Además, completó el proceso de Depuración del Magisterio Español. José Ibáñez no sólo fue Ministro de Educación Nacional, sino también el primer presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

En plena efervescencia y cuando ya había caído todo el peso de las reformas del gobierno franquista, se publica un libro de historia sobre el que previamente se pasarían los filtros oportunos para validar su publicación en el que aparece la nomenclatura “corona catalano-aragonesa”. En un momento en el que desde el Ministerio de Educación Nacional se ataban todos los flecos, parece poco creíble pensar que desde una obra de carácter divulgativa y aprobada por el Régimen se fomentase el separatismo, manipulación y exaltación nacional catalana, acusaciones vertidas hacia el Departament d’Ensenyament de la Generalitat de Catalunya por el mismo hecho.

Ésta es tan sólo una anécdota capaz de desmontar el argumentario que suele escucharse en tertulias radiofónicas, televisivas o foros de Internet respecto la polémica de la “corona catalano-aragonesa”. Mucho más se puede profundizar sobre el tema, sobre la validez real de dicha terminología y su carácter didáctico, así como de su origen histórico. De su contraposición con la historiografía tradicional… y de lo que la historiografía moderna tiene que decir al respecto. Y todo ello debe salir de aquellas personas capaces de exponer unos argumentos sólidos y demostrables, en lugar de fomentar un debate estéril en el que afloran rencillas legendarias.

“Corona catalano-aragonesa”, terminología pre-franquista « desmitología aragonesa.

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