“Bajemos y compremos”

“Bajemos y compremos”

María José Gascón(PAR), alcaldesa de La Codonyera.

Ramón Mur

Adelanté ayer mi tristeza por el suceso de La Codonyera, el de la negativa, luego rectificada, a ceder un espacio municipal para una conferencia explicativa de la Ley de Lenguas de Aragón que pretendía impartir un reptresentante del grupo político Chunta Aragonesista (CHA). Triste, insisto, me parece muy triste y lamentable.

Estas situaciones se producen en los pueblos pequeños. Ahora que están menos aislados que nunca, que disfrutan de todo tipo de comunicaciones,ahora que los jóvenes tienen ante sí oportunidades de formarse fuera, resulta que en los vecinos de muchos pueblos pequeños aflora un malsano celo por defender todo lo propio frente a lo que se considere forastero. Esta actitud cerril desemboca en disparates como el de oponerse a la celebración de una conferencia explicativa de una ley aprobada por los representantes, en este caso, de todos los ciudadanos aragoneses. Hace poco un admirado y entrañable amigo me decía: “En mi pueblo, todo lo que venga de fuera, aunque sea beneficioso, es mal recibido”.

Es lo que pasó en La Codonyera. ¿Que se trataba de utilizar un espacio municipal para explicar nada más y nada menos que una ley ya en vigor? ¿Que además la dicha ley fue propuesta y aprobada con el apoyo del partido al que pertenecen varios de los concejales que gobiernan en coalición el Ayuntamiento del pueblo? ¿Que dar una conferencia no obliga a nadie a asistir? Es igual. Se iba a abordar un asunto como es el lingüístico en unos términos que no aprueba la mayoría del pueblo; una persona venida de fuera, no llamada desde dentro, iba a impartir una conferencia y eso no se consiente. Aquí no entra cualquiera sino el que obtiene la bendición y el visto bueno de la autoridad local, la que asegura representar a la mayoría aplastante del vecindario y para comprobarlo ahí están los resultados de las elecciones. Y eso es todo lo que ocurrió en La Codonyera. ¿Inadmisible en un país democrático? Por supuesto que sí. Pero eso es lo que pasó. No hay que darle más vueltas.

Hace unos años conocí a María José Gascón con ocasión de un campo de trabajo organizado por una asociación juvenil de Zaragoza y que se montó de forma compartida en varios pueblos del valle del Mezquín, como Belmonte, Torrevelilla, La Codonyera y Castelserás. Me pareció una profesora de enseñanza primaria muy vocacional y con un alto conocimiento de su profesión. El año pasado, María José, que es alcaldesa de La Codonyera por el Partido Aragonés (PAR), asistió a un ciclo de lengua y literatura en el Mezquín, organizado por la Escuela de Adultos de La Codonyera y que tuve el honor de compartir con José Miguel Gracia y Artur Quintana. Por eso me ha sorprendido su primera actitud ante la conferencia explicativa de CHA sobre la Ley de Lenguas. Parece que luego la alcaldesa rectificó, pero era ya demasiado tarde y, al menos por el momento, el acto quedó suspendido.

Hace como mes y medio mantuve una amable discusión con una mujer de un pueblo que me insistía en el principio ya expuesto de que hay que respetar la forma de vivir y de pensar de las gentes de los pueblos. Por ejemplo: “si aquí llamamos ‘chapurriau’ a la lengua que hablamos y decimos que no es catalán, tenemos todo el derecho a que se nos respete”. Le contesté que, por ese camino, se podía terminar teniendo que respetar auténticos disparates. “A ver, explícate”. Y le expliqué: “Es bastante frecuente que hoy se ecuche decir y hasta se lea por escrito que ‘hace dos días bajemos a Alcañiz y compremos lleso pa la obra y una tarta de llema tostada pal cumpleaños del llallo’ en lugar de ‘hace dos días bajamos a Alcañiz y compramos yeso para la obra y una tarta de yema tostada para el cumpleaños del yayo”. Y añadí: “Ojo, no pienses que con este ejemplo desprecio el deficiente hablar y escribir de los pueblos porque la falta de ortografía de poner ll en lugar de y la cometen hoy muchas personas de ciudad que han pasado incluso por una universidad. Pero es una forma de hablar y de escribir errónea e incorrecta a todas luces. ¿Sí o no?” Me contestó que sí pero que, a pesar de todo, hay que respetar la forma de hablar de cada cual. Y le pregunté:”¿Aunque lo haga de forma incorrecta?”. Contestación: ¿Por qué no?,¿Qué más da?” Y, claro, yo concluí con otra pregunta: Entonces, ¿para qué queremos escuelas de primaria, institutos de secundaria y universidades? La respuesta a mi conclusión fue: “Va, tampoco te pases”.

En resumen y en mi modesta opinión, no se puede respetar todo. Hay comportamientos que son erróneos por muy tradicionales que sean. ¿Se ha hablado siempre así? Es verdad, se ha hablado siempre así de mal.

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La Franja