El “retroceso” de las lenguas en Aragón y la “sorpresa” por la revisión de la ley de Rudi

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Los defensores de la pluralidad de lenguas en la comunidad inciden en señalar su sorpresa por la revisión de la Ley de Lenguas aprobada por el PP y el PAR en 2013 y anticipan tiempos de “parálisis” en la aplicación de esta

Carteles que el Ayuntamiento de Huesca instaló y desinstaló en 2019. | EL PERIÓDICO

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Tampoco es que haya caído como un jarro de agua fría, porque bien conocidos eran los programas electorales y las intenciones de PP y Vox con respecto a las lenguas minoritarias en Aragón, pero las principales asociaciones en pro del aragonés y el catalán de Aragón anticipan que «se avecinan años de retroceso», fruto de una «parálisis» de la aplicación de la Ley de Lenguas, aprobada en el año 2013 durante el mandato de Luisa Fernanda Rudi (PP) junto al PAR, y del olvido institucional que «había logrado que muchos hablantes se deshicieran de la vergüenza de hablar».

El nuevo Gobierno de Aragón suprimirá la Dirección General de Política Lingüística y eliminará las ayudas a entidades sin ánimo de lucro en materia de política lingüística. «Es evidente que va a haber un retroceso, de eso no hay duda, pero me preocupa más lo simbólico que el asunto de las ayudas, porque al final las asociaciones podrán autofinanciarse como siempre se ha hecho. Sin embargo, la eliminación de la dirección general, que tenía un presupuesto miserable, es un desastre porque genera la sensación de cara al exterior de que en Aragón no se hablan más lenguas que el castellano», explica Francho Nagore Laín, escritor, profesor universitario y miembro de la Academia Aragonesa de la Lengua.

«No es una sorpresa para nadie. El PP ya había presentado mociones en las Cortes pidiendo la eliminación del Instituto Aragonés del Catalán y de la dirección general», señala Guillén Forcada, presidente del Ligallo de Fablans. «Lo que sí nos sorprende es es revisión de la Ley de Lenguas aprobada por el PP y el PAR. Creemos que quieren paralizar la acción por el aragonés y va a ser el subterfugio que usarán para acabar con el proceso de enseñanza del aragonés en nombre de la libertad de los hablantes, como dicen ellos, sea lo que sea lo que signifique eso», critica Forcada, quien intuye que PP y Vox buscan generar un «caos lingüístico» al echar atrás cualquier intento de normativización y uso común por parte de la Academia Aragonesa de la Lengua.

También lo cree así Ignacio López Susín, el actual responsable de Política Lingüística, llevada por Chunta Aragonesista pero adscrita al Departamento de Educación, Cultura y Deporte que estaba en manos del PSOE. «Hemos trabajado con la perspectiva de llevar la Ley de Lenguas hasta el límite para no reformularla. Si lo hubiéramos hecho, se habría generado un debate muy ácido que en nada tiene que ver a lo que ocurre en la calle», señala López Susín. Cree el director general aún en funciones que en los ocho años de vida de la dirección general los hablantes «se habían quitado las vergüenzas», porque «cuando una lengua se institucionaliza, el estigma se quita».

“Seguiremos siendo un grano en el culo”

Durante estos años, la dirección general había suscrito acuerdos con ocho comarcas, con entidades locales, lanzó la cátedra Ferrández D’Heredia con la Universidad de Zaragoza e impulsó premios como Agora x l’aragonés, entregado durante el festival de cine de Espiello, y decenas de publicaciones. Para ello contaba con una financiación que osciló entre los 330.000 euros de 2020 a los 385.000 de este año –en 2022 ascendió a 626.000 de euros gracias a una partida de casi 300.000 euros que llegó desde el Ministerio de Educación–. «Es curioso que solo vayan a eliminar las ayudas a las asociaciones y no a los ayuntamientos. El de Fayón, donde manda el PP, recibe ayudas en materia de lengua», asegura López Susín.

La academia, amparada precisamente por la Ley de Lenguas de Rudi de 2013 –sustituyó a una norma aprobada en 2009 bastante más ambiciosa que incluía una academia para el aragonés y otra para el catalán de Aragón– se encontraba en pleno proceso de normativización de la lengua. Sin embargo, el cierre del grifo de las subvenciones a las asociaciones no preocupa especialmente a ninguno de los actores principales de las lenguas en Aragón. «Está claro que quieren paralizar la acción del aragonés. Otra cosa es que lo consigan. Llevamos 40 años con esto, 32 de ellos sin dirección general, y seguiremos haciendo y trabajando. Si somos el problema, seguiremos siendo un grano en el culo», asevera el presidente del Ligallo de Fablans.

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