“En el campo era feliz porque todos éramos iguales”

“En el campo era feliz porque todos éramos iguales”

Lorenzo Cebollero Ciprés.

Lorenzo Cebollero Ciprés. | VÍCTOR IBÁÑEZ
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Lorenzo Cebollero, jubilado y natural de Arguis

A sus 78 años, Lorenzo Cebollero Ciprés ha publicado el libro “A bida en a montaña”, que consta de casi 6.000 versos en fabla aragonesa en los que describe las costumbres, trabajos y fiestas que vivió de joven en Arguis, su pueblo natal. Cuando vio que ya no se podía vivir del campo, Cebollero bajó a Huesca, donde formó una familia y trabajó en el metal hasta su jubilación. El autor ha querido escribir estas coplas para rescatar así esa forma de vivir tan “sacrificada”, pero con la que asegura que fue feliz.

Alba AGUILÓN

07/04/2010


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HUESCA.- Fue a la escuela hasta los 13 años, y después se dedicó a las tareas del campo hasta los 30, cuando vio que “con 40 ovejas y 4 campos ya no se podía vivir”. Lorenzo Cebollero Ciprés, natural de Arguis, ha querido plasmar la forma de vivir en las sierras prepirenaicas del Alto Aragón en su libro “A bida en a montaña”, para que los mayores lo recuerden y las nuevas generaciones no lo olviden.

“Con más necesidades que otra cosa”, Cebollero afirma que la vida en el monte era “muy sacrificada”, aunque él confiesa que fue feliz porque todos en el pueblo eran iguales. “En la posguerra teníamos patatas y no las podíamos vender, y el aceite lo teníamos que comprar a escondidas”, recuerda. “Pero yo trabajaba a gusto -agrega-, y si tenía vino me echaba un trago y, si no, pues de agua”. Con 30 años bajó a Huesca, donde formó una familia y trabajó en el metal hasta la jubilación. Ahora, con 78 años, ha decidido recopilar las coplas que desde hace 24 años escribe para el programa de fiestas de Arguis. “Hasta que me jubilé no me puse a escribir porque tenía otros pensamientos y otra faena. Tampoco me instruyeron para esto, yo he escrito lo que he ido aprendiendo en el curso de la vida”, declara el autor.

Así, en un romance de 1.549 estrofas en fabla aragonesa, Cebollero relata las costumbres, fiestas, oficios y trabajos de antes. En la última copla habla también sobre la vida de ahora. “El cambio ha sido para mejor -subraya-, lo de antes es majo para contarlo y para que la gente no lo olvide. Si cada generación no dejara escritas sus tradiciones, se perderían”. El libro también contribuye a dignificar el aragonés que el autor hablaba de joven en su pueblo natal. “Antes bajábamos a Huesca y se reían de nuestra forma de hablar, y ahora es al revés, lo quieren recuperar. A mí me parece muy bien”, señala. Lorenzo Cebollero, que lo escribe todo a mano, llevó sus coplas al Consello d”a Fabla Aragonesa y les gustó. Con la colaboración del Departamento de Educación, Cultura y Deportes del Gobierno de Aragón, pusieron en circulación mil ejemplares.

“Es un aprecio, me ha hecho mucha ilusión publicarlo, y la gente que se lo compra, le gusta”, expresa Cebollero, quien ahora que dispone de tiempo sube al pueblo con frecuencia. “El monte es más sano que la ciudad. Por mucho que comiéramos no teníamos colesterol”, recalca.

“En el campo era feliz porque todos éramos iguales”.

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