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La ultraderecha en España

(Publicat avui al Diario de Teruel)

“José Miguel Gràcia*

En casi todos los países europeos existen partidos de ultraderecha de diferentes tendencias —ultra-nacionalistas, xenófobos o autoritarios—, pero con notables afinidades ideológicas a la hora de entender la democracia. Tenemos claros ejemplos en Austria, Francia, Bélgica, Italia, etc., sin olvidar los que han surgido en la Europa Oriental y muy recientemente en Hungría.

Después de la enumeración de países que acabo de hacer, la pregunta  obvia que le surgirá al lector es la siguiente: ¿Y en España, cual es el partido o partidos de la ultraderecha? A primera vista tan solo acertamos a ver pequeños grupúsculos sin estructuras y menos aún, representación. ¿Será que en España no existe la ultraderecha como en la mayoría de los países europeos? Claro que existe y tal vez tiene una base social y unos representantes políticos más numerosos que en los otros países. ¿Si es así, dónde se esconde? Que duda cabe que es el Partido Popular el que cobija dentro de sus filas a ultra-nacionalistas españolistas, políticos autoritarios, católicos integristas y por qué no, a gentes con latentes tendencias xenófobas que en ocasiones salen a la luz: para entendernos, franquistas y neo-franquistas. Algún político de la izquierda española ha ido más lejos diciendo que el franquismo está en el ADN del PP. No pensemos que la base social que les apoya y les vota es exigua, a pesar de que nadie se declare franquista superados ya los treinta años de democracia. La prueba del algodón de la existencia de esta ideología de derecha integrista o franquista dentro del Partido Popular nos la proporciona el hecho de que nunca este partido haya condenado el franquismo de forma clara y resolutoria.

El problema se plantea en nuestro país a la hora de poder estimar la importancia relativa de tales ideologías. Como he dicho al principio, en la mayoría de países existen partidos políticos que aglutinan ideologías y comportamientos más allá de la derecha, y que concurren a las elecciones y obtienen las representaciones parlamentarias correspondientes. Su fuerza, por lo tanto, está a la vista de todos. Los partidos de derechas de estos países no tienen ningún deseo, más bien todo lo contrario, de admitir entre sus filas personajes de la extrema derecha, y tampoco pretenden captar de forma explícita el voto extremista de la sociedad. En general las derechas europeas están formadas por partidos liberales o neoliberales, cristiano-demócratas, conservadores, y  partidos que, para entendernos, podríamos denominar de centro derecha. El Partido Popular no ha funcionado, ni funciona así, lo cual no les ha ido nada mal, por cierto, a la hora de recoger votos. No quiero decir que entre sus bases no existan liberales, cristiano-demócratas y conservadores como en el resto de Europa, lo que pasa es que desde sus orígenes ha aglomerado una gran parte de la ideología tardo franquista disfrazada de centro derecha por razones de marketing político. Este núcleo duro le proporciona un permanente semillero de votos. Egregios representantes del Partido Popular tendrían mala acogida en el seno de los partidos de la derecha europea. ¿Cree el lector que el señor Aznar, o el señor Aceves, o el señor Mayor Oreja, por ejemplo, tendrían fácil acomodo en la derecha europea? Y en este país nuestro, nos parece tan normal que un exministro de Franco sea presidente de honor del Partido Popular. ¿Se pueden imaginar un caso similar en un partido de la derecha europea?

No nos debería extrañar, por lo tanto, que sin un crecimiento visible de lo que en Europa se conoce como ultraderecha, la sociedad española, en los últimos años, esté experimentando un proceso de clara derechización en muchos aspectos. Las corrientes más ultras del Partido Popular, animadas o espoleadas por el magma ideológico y crispador que desprende día a día la caverna mediática —principalmente mesetaria y cada día más extensa—, son las mayores responsables del proceso.  Ejemplos de lo que digo los tenemos a la vista un día sí y otro también. Vean si no, lo que le está pasando al juez Garzón por intentar ayudar a los familiares de las víctimas de Franco o por qué el Partido Popular rechaza la propuesta del PSOE sobre una ley de educación pública similar a la de otros países europeos, o por qué surgen campañas claramente xenófobas como la del PP de Badalona.

*Escritor”

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