Paseo por Peñagalera – El blog de nullediesinelinea.over-blog.es

IMG_1298.JPGSalida matinal a Peña Galera. Llego a Beceite, atravieso sus recoletas y empinadas calles y busco la pista asfaltada que en los altos del pueblo lleva primero al cementerio y después a la Pesquera, lugar donde el torturado cauce del río Ulldemó se remansa brevemente en múltiples tolls o pozas., ideales para darse un baño durante los meses de verano (hoy, a seis grados, apetece poco, la verdad). El día está medio nublado, corre un aire frío que se convierte en viento contundente durante el transcurso de la mañana. A pocos kilómetros del pueblo, sin dejar la pista se encuentra (km.3,2) un cartel a mano izquierda que indica el inciio del sendero y a la derecha un ensanchamiento donde se puede dejar el coche. Desde allí se baja hasta el río, que en ese lugar forma un par de remansos, poza de Pablet, (superpoblada de bañistas en verano) pero que se puede cruzar fácilmente si no hay mucha agua, cosa desgraciadamente habitual en estos tiempos de sequía, saltando de piedra en piedra. Enfrente junto a una arboleda hay otra señal y comienza el ascenso, suave, por un sendero bien balizado con señales amarillas y la estrella azul de la Ruta dels Ports alguna vez, en dirección Este. El paisaje es bellísimo y el desfile de nubes contra el cielo azul turquesa da al siluetado de las cumbres cercanas una dimensión dramática, contrastada por las afloraciones de conglomerado de un dorado blanquecino del macizo.IMG_1303.JPG

Desde ese punto no se contempla el perfil de la punta del Barco que da el nombre a la montaña, Peña Galera, oculto tras los roquedales y las cimas que la rodean. El camino de subida que ha sido tradicionalmente usado por pastores y pageses, da una pronunciada curva hacia la derecha ante los contrafuertes del macizo, que seguimos durante casi una hora, con lazadas, que van rectificando la orientación a la izquierda para volver de nuevo hacia la Peña Galera, que podremos contemplar al superar un coll y cambiar de vertinete. En algo más de una hora se superan casi quinientos metros de desnivel, lo que supone un ascenso permanente. Cresteo la Solana de l’ estes con vistas deslumbrantes sobre el Valle del Ulldemó, brochazos de sol contra el tapiz verde de los árboles y el blanco ceniza del roquedal. Cuando supero el barranco de Sant Antoni y enfilo el canal pedregoso que me lleva a la última subida antes de la cumbre de ese paquebote de piedra cuya proa parece enfilarse al cielo para emprender un vuelo imposible, se puede ver una especie de corralito diminuto de rocas, párese y observe, se trata del Pouet de Blas, un poco donde en ocasiones podrá encontrar agua fresca, aunque yo aconsejar´ñia no beber de ella..

Estamos en la cabecera dela canal de les Olles y ya es posible ver el perfil de dos puntas y una larga meseta curvada entre ellas. La cima Norte es como la proa de un barco que se levanta encrespada y vertical sobre el valle del Algars. Es la Peña Galera. La vemos desde una masía en ruinas con unjas vistas increíbles y una paz monacal, y subimos el ultimo tramo hasta la cima (1034 m) donde hay un vértice geodésico y podemos disfrutar de un paisaje asombroso que nos permite disfrutar de las cuencas del Algars y el Ulldemó al mismo tiempo.

Preciosamente dessde el Algars, no mjuy lejos del Toll del Vidre (al que se va por una pista que sale de Hosta de San Juan, hay otro ccamino de subida, un poco más largo y menos agradable que el que hemos hecho. Por lo que si no tenemos un vehículo de apoyo que nos lleve de nuevo a la Pesquera (una vuelta considerable) es mejor que desandemos lo caminado. Incluso podemos intentar otro sendero de bajada dejando a la derecha por el que habiamos subido, poco antes de llegar a las ruinas de la masía. Pero se trata de un sendero demasiado emponado y perdedor que nos lleva al coll del Pelele. Hemos de pasar la lpoendiente de Arrancapets, muy empinada y resbaladiza, pasar junto a las ruinas del Mas de Quatre y vamos a salir al rio Ulldemó de nuevo, lo atravesamos y cojemos la pista aguas abajo hasta el lugar donde dejamos el coche. En total será un largo paseo de unas tres horas en el caso primero (volviendo por el mismo camino) y algo más de cuatro en el segundo. Como siempre a paso tranquilo y con paradas cortas.

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La cabra herida

En otoño del pasado año subí solo a Peña Galera y al llegar al coll del Racó de les Olles, descubrí una cabra montesa. Estaba echada sobre un espacio de roca viva en fuerte descenso, una especie de canal surcado de hoyas con agua. No puede levantarse aunque lo intenta, no tiene movimiento en las patas traseras, y apenas en las delanteras. Solo mueve el cuello y golpea con la teztuz sobre el suelo, como desesperada por su inmovilidad. El golpe seco de los cuernos al golpear la roca es paradojicamente el unico signo de vida que parece estar a su disposición. Cuando me acerco, le hablo pausadamente, casi cuchicheando, abre unos enormes ojos de liquido azabache y me mira. Es un macho joven. No hay sangre a su alrededor, asi que descarto la acción de un furtivo. El canal de bajada no es nada peligroso y su desnivel para un ejemplar como ese debía ser una bagatela. ¿Qué puede haber ocurrido? Por el tipo de inmovilidad que presenta, parece una lesión en la columna. Está llegando al fin de su vida, su respiración es muy tenue, incluso a pesar del terror con el que mira a ese extraño junto a su cabeza.

Siento una gran impotencia. ¿Qué se hace en estos casos? No tengo alma de cazador y aunque la lógica aconseja aliviar el dolor del animal, soy incapaz de pensar siquiera en terminar con ella. No parece sufrir, ni hay forma de saberlo. Me siento junto a ella, aunque no me atrevo a tocarla. Saco mi botella de agua y echo un poco junto a su hocico. No se inmuta.

Sigo susurrandole un discurso no muy coherente sobre lo mal que me siento viéndola así, sobre cómo admiro su raza y la envidia deportiva que me producen sus saltos y correrías por lugares inverosímiles, le cuento que suelo caminar por los riscos de Montserrat y que allí desde hace unos años viven primos hermanos de ella, ya que se ha repoblado la montaña catalana con ejemplares de cabras hispánicas procedentes de els Ports . Le hablo de mis correrías por estas tierras, mi amor por sus escarpadas sierras, sus valles angostos, sus roquedales, su sequedad austera, y el misterio y belleza de sus sufridos ríos, antes tan caudalosos y ahora tan empobrecidos por mano y obra del ser humano, verdadero peligro ecológico. Le hablo de la magia del Matarraña y de mi miedo a que pierda esa cualidad por la acción depredadora, egoísta y miope de las sociedades humanas y su ansia explotadora.

La joven cabra parece haberse apaciguado con la cantinela monocorde de mi voz. Ya  no abre los ojos, aunque noto que respira y lamento profundamente que ese corazón de acero capaz de gestas físicas increíbles se esté apagando.

En aquella ocasión no terminé la subida. En homenaje a este animal soberbio, me volví a casa. Cundo me levanto vuelve a abrir los ojos. Me lanza una mirada breve y quiero creer que ya no aterrorizada. Me despido. Le deseo una muerte rápida. Camino por el sendero de descenso sin mirar atrás. Se ha levantado un viento fuerte, agresivo, helado, que ulula entre los pinares. Un cerezo silvestre levanta la llameante cabellera allá en el fondo del barranco, una nota roja sobre verde, marrón y amarillo. Cuando me despido de la silueta de la montaña donde me dirigía me parece ver recortada contra el cielo la silueta de una cabra hispánica. PICT8422.JPG

Documentación.- Puede encontrar esta excursión en los libros “Lo Port” de Joan J. Tiron (Ed.Piolet) y en el magnifico “Itinerarios por los puertos de Beceite” de Jordi Bustos (Ed. Prames). Los mapas de “El Port” (Piolet) o en el mapa 521 de los Mapas Topografico Nacional de España (Inst.Geográfico Nacional). Todos ellos en cualquier librería especializada. Y en la zona, en Libreria Serret en Valderrobres.

Para Comer y dormir.- En Beceite, La Font del Pas, la Fonda Urquiza o el Racó del Toscá, todos ellos dotados de muy buena cocina. Y también La Fabrica de Solfa, reciente y también esmerado en la cocina.

No se pierda.- La visita a la Galería Antigua Fábrica Noguera.. Es una galería abierta en la planta de un antiguo molino papelero. Tiene una biblioteca abierta al público y obras de arte e historia, pinturas y cerámica de artistas actuales..

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