Elogio de Pepe Bada – Opinión – El Periódico de Aragón

LA OPINIÓN DE ELOY FERNÁNDEZ CLEMENTE

Elogio de Pepe Bada

Una de las mejores cabezas del muy selecto grupo de profesores del Seminario zaragozano en los sesenta

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Eloy Fernández Clemente, Historiador 10/02/2012

Hace unas cuantas semanas me invitó Pepe Bada a acompañarle a su pueblo natal, Favara (ellos prefieren escribirlo en su lengua catalana), e intervenir en un encuentro de fondo religioso aunque profundamente humano, sobre “La crisis como reto global”. Organizado por la Asociación Wirberto Delsoera el primer acto importante, tras su creación, y recordaba al hace poco fallecido amigo ex cura allí (cesado injustamente por el arzobispoCantero, lo que provocó, hace casi cuarenta años, el célebre caso con el abandono en protesta de unos treinta sacerdotes). También intervinieron el propio Bada, el presidente de la Asociación, Pedro Carceller, el ex cura Enrique de Castro, de la Parroquia de San Carlos Borromeo en el madrileño barrio de Entrevías, en conflicto con su arzobispo Rouco. A ellos les daba igual mi largo y hondo agnosticismo y a mí me admiraba su férrea fe contra tanto viento y tanta marea. Muy gratas horas entre amigos nuevos y viejos (el alcalde, Paco Doménech, el escritor Ángel Delgado) y un viaje que me permitió escuchar a Pepe el relato emocionado de su infancia en guerra, amén de otros muchos asuntos.

Pensé al regreso escribir estas líneas, que adivinaba bien acogidas en estas páginas, y considerar si no se equivocaba una vez más esta sociedad aragonesa nuestra, todos nosotros (a los políticos habría ya que dejarles en su paz, estos y aquéllos, y no pedirles cosas que no les gustan, entienden, interesan), olvidando darle a José Ramón Bada la atención, respeto, cariño que merece, que le damos privada pero no públicamente.

He visto pocas personas tan profundamente religiosas, de un cristianismo que no juzga ni ataca, sino abraza; no impone sino interroga. Pepe, una de las mejores cabezas del muy selecto grupo de profesores del Seminario zaragozano en los sesenta, era doctor en Teología por la Universidad de Munich y licenciado en Filosofía por la de Valencia. Tan buena cabeza que pronto chocaría con la reacción nacional-católica que repudiaba el Vaticano II, con su revista Eucaristía, matraz del progresismo católico, a la que Cantero retiró autorización en 1975; cuando publicaba libros “para una enseñanza crítica de la Religión”, cuando se preguntaba con otros colegas sobre la izquierda aragonesa, concluyendo que muchos éramos, claro, de origen cristiano. Fue fundador del PSA, hacia el que atrajo a Reconstrucción socialista, su grupo político y sindical de origen cristiano. Tuvo actuaciones decisivas. Y cuando, tras largos debates que ayudó a formular, formó parte del PSOE unificador, fue consejero de Cultura y Educación en el Gobierno de Santiago Marraco(1983-1987), el primero autonómico salido de las urnas. Y sin apenas medios materiales ni humanos, supo concebir con altura lo que debería ser la Cultura en una comunidad autónoma como la nuestra.

Lo hizo suscribiendo un Convenio sobre el Patrimonio Histórico, Artístico y Documental de la Iglesia Católica en Aragón; comprendiendo la importancia de recuperar los papeles de Joaquín Costa y estudiarle a fondo; participando en estudios sobre el Conde de Aranda; logrando de los duques de Alba la cesión del archivo de Híjar-Aranda al Gobierno aragonés; auspiciando ediciones tan importantes como el Aragón, reino de Cristo, delP. Faci, o La restitución del cristianismo, de Server que tradujo Ángel Alcalá: ayudando, en crisis profunda, a morir con dignidad a la revista Andalán. Muchos no lo olvidamos. Y, como alguna vez bromeo con él, creo que le criticamos mucho más que a sus sucesores, que lo merecieron muchísimo más. Así era la izquierda: depresiva y autocrítica-

Muy en especial destacó defendiendo con leyes, actos, escritos, palabras, la lengua catalana hablada en Aragón, promoviendo la enseñanza también de las modalidades propias. Cuando al fin se constituyó el Consejo Superior de Lenguas de Aragón en 2010 fue su primer presidente como miembro de mayor edad (y yo añadiría mayor respeto y mérito). Ay, como vemos languidecer todo lo relativo a nuestras lenguas.

Colaborador en muchos libros de historia política (por ejemplo, Convulsión y violencia en el mundo); en muchas revistas como TrébedeEconomía aragonesa, en Aragón cultural, creada por él, de injusta breve vida; en Jornadas del ICE como la de hace treinta años en que estudió la Religiosidad popular. O, poco antes, su estupenda colaboración en la Gran Enciclopedia Aragonesa para analizar el sentido ancestral de la devoción a la Virgen del Pilar.

Es, sin duda, una de nuestras grandes figuras culturales, aunque, como Costa, ha vivido al margen de la Universidad, donde sus saberes tuvieron mal encaje; un intelectual de una pieza que, sobre todo, ante cualquier asunto, observa desde una radical postura ética. Sea como antropólogo cuando se pregunta por la identidad aragonesa (junto a los Carmelo Lisón, Andrés Ortiz y Gaspar Mairal), o la cultura del agua en los Monegros; o como filósofo que reflexiona sobre la propuesta Alianza de civilizaciones. O como teólogo y sociólogo.

Pepe camina con energía intelectual y vital hacia sus 83 años, con la querida compañía de Carmen, sensible escritora, estos tiempos enferma, a quien envío como regalo y medicina estas apretadas líneas de cariño hacia su esposo. Que le tengamos muchos años cerca y con su casi callado y ejemplar magisterio.

Elogio de Pepe Bada – Opinión – El Periódico de Aragón.

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