Una joya del mudéjar “escondida” en el Matarraña – Arte secreto

Una joya del mudéjar “escondida” en el Matarraña – Arte secreto.

Una joya del mudéjar “escondida” en el Matarraña

Exterior de la ermita de la Virgen de la Fuente, Peñarroya de Tastavins | © Javier García Blanco.

En no pocas ocasiones, las sorpresas más hermosas nos esperan en los rincones más inesperados. Eso es lo que sucede con el santuario de la Virgen de la Fuente, a apenas dos kilómetros de Peñarroya de Tastavins, y a un paso de la carretera que une conecta esta bella localidad con Valderrobres, la capital de la comarca del Matarraña (provincia de Teruel).

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Desde la carretera, la visión del edificio puede despistar al visitante: lo que en apariencia no es más que una de las muchas ermitas que salpican toda la geografía española, en realidad oculta en su interior una de las creaciones más exquisitas de la carpintería mudéjar.

Actualmente el santuario está formado por varios edificios –dos ermitas y un claustro–, aunque el recinto más interesante se encuentra en lo que se conoce como “ermita de Arriba”. Se trata de un edificio que remonta su origen al año 1341 –aunque antes se levantaba en el mismo lugar una construcción aún más antigua–, y fue realizado en estilo gótico-mudéjar.

Puerta original de la ermita, siglo XIV | © Javier García Blanco.

El templo está catalogado desde 1931 como Monumento Nacional, y en la actualidad cuenta con un hermoso y tranquilo claustro adosado, además de varios edificios anejos donde se encuentran la oficina de turismo y un centro de interpretación, además de un establecimiento hostelero.

Según la tradición piadosa, allá por el siglo XIII los lugareños encontraron una talla de la Virgen en el paraje donde hoy se levanta la ermita y, después de trasladarla en varias ocasiones hasta la iglesia de la Mola (en Peñarroya), la imagen sagrada se “empeñaba” una y otra vez en regresar de forma milagrosa al enclave original.

Ante la insistencia y la tozudez divina, los vecinos entendieron que debían respetar los deseos de la Virgen y decidieron construir un nuevo templo en ese preciso enclave para acoger a la imagen. Esta primitiva ermita resultó dañada por unas dañinas crecidas del río, por lo que se decidió levantar un nuevo templo en 1341: la actual ermita de Arriba.

Vista interior del templo | © Javier García Blanco.

Leyendas al margen, el edificio está compuesto al interior por una sobria nave dividida en cinco tramos, aunque su mayor tesoro se encuentra en lo alto del recinto sagrado: la techumbre de madera que cubre los arcos apuntados, y que constituye uno de los trabajos de carpintería mudéjar más hermosos que se conocen, con una calidad cercana al que puede admirarse en la catedral de Teruel.

La decoración de esta maravillosa muestra de carpintería medieval está compuesta por símbolos heráldicos –entre los que destaca el emblema de la orden de Calatrava–, así como diversos motivos geométricos e incluso algunos rostros humanos.

La espectacular techumbre mudéjar | © Javier García Blanco.

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Su sencillez estructural y ornamental –en comparación con otros ejemplos similares– supone una evidencia del relativo aislamiento de los obradores mudéjares locales frente a otros grandes talleres almohades, pero sin perder un ápice de belleza, como rápidamente descubre el visitante cuando traspasa el umbral de la ermita y levanta su mirada hacia la techumbre. Una prueba más de que, como sucede a menudo, las apariencias engañan.

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La Franja